ESPIRITUALIDAD

Todos tenemos una parte de perfeccionismo, en poca o gran medida, como un bichito, que carcome nuestra alma, que nos dice que aún no llegamos a ser eso o aquello. Que nos juzga a cada paso que damos. Como si hubiéramos nacido teniendo que saber o hacer todo ‘’bien’’, ‘’perfecto’’. Y he de admitir que tiene su parte buena si no se cae en el exceso